Exhomo
Un día yacía
en el suelo mientras todos hablaban de mí,
continuaron
haciéndolo, mientras el tiempo se encargaba
de desvanecer
mi piel y mis huesos.
Mi visión había perdido el color, mis dedos
olvidaron el tacto,
y mientras me arrastraba por aquellos
lugares que alguna vez pisé,
mis recuerdos
se consumían hasta olvidarme de mí mismo.
Había dejado
de sangrar, había dejado de sentir dolor,
el tiempo
perdió su concepto para convertirse solo en eternidad,
y
yo, solo erraba por el mundo con todos y nadie a mi alrededor,
aquel mundo que me había dejado
orbitando en la nada,
aquella nada a la cual ahora
pertenecía.
Un día yacía en el suelo mientras
nadie hablaba de mí,
y yo aún continuaba tratando de saber
quién era.